¿Por qué mi cobaya salta?

Es muy normal, que un día llegues a tu casa, después de un largo día de trabajo y te encuentre con que tu pequeña mascota está dando saltos desenfrenados dentro de su jaula. Pero esto, ¿a qué se debe?, ¿le está ocurriendo algo malo a tu cobaya? O simplemente, ¿está feliz de verte? No te preocupes, esta enigmática duda será resuelta en nuestro artículo de hoy.

Popcorning o salto del cobaya

Las cobayas son animales muy particulares, cada una de ellas es un mundo diferente y poseen personalidades extraordinarias e únicas. Algunas son más cariñosas, alegres y juguetonas; mientras que otras son más tímidas y calladas, pero todas son bolitas de pelo llenas de amor para ti.

El popcorning o pronking, como se denomina científicamente, es el nombre que reciben los saltos o espasmos inesperados que producen las cobayas al elevar todo su cuerpo del suelo. Estas convulsiones repentinas son más comunes en cobayas jóvenes, ya que los adultos, al estar más rellenitos no son capaces de saltar de la misma manera.

Estos saltos son considerados una buena forma de actividad o ejercicio físico para tu mascota, ya que les permite liberar gran cantidad de energía mientras lo hacen. Así mismo, este tipo de comportamiento también se ve en algunos otros animales como las gacelas, los caballos o los corderitos; por lo que puedes estar tranquilo, ya que tu cobaya se encuentra en perfecto estado de salud y no está padeciendo ninguna enfermedad o anomalía.

 ¿Por qué saltan las cobayas?

Las principales razones por las que tu pequeño amigo quiera alcanzar el cielo, es porque es una cobaya sana y feliz. Los conejillos de indias que han recibido en su hogar los mejores cuidados, reflejan en su estado de ánimo la felicidad, lo que las hace estallar en repetidas ocasiones como palomitas de maíz.

Si quieres ver a tu bolita peluda, revolotear por tu casa de alegría, asegúrate de brindarle una gran variedad de alimentos, siempre mantener su agua limpia y fresca, dejarlos correr, por lo menos una vez al día, por espacios grandes, pero controlados, para que pueda jugar y divertirse de manera segura. Pero, sobre todo, proporciónale una amplia y espaciosa jaula, que le permita la flexibilidad y comodidad que ellos merecen; y por qué no, saltar de arriba abajo cuando les apetezca.